sábado, abril 20



- Que quieres que te diga, la verdad no esperaba que las cosas se dieran de esta forma, simplemente creo que se equivocaron al hacerme culpable de algo que solo fue defensa personal, ¿entiendes lo que digo? -
- Claro, te dije que entendía tu situación porque yo mismo pase por ahí hace unos años -

Las pequeñas aves que rondaban la alta torre reían a su manera de la desgracia que ella sufría, claro que mas podía hacer mas que reír con ellas, reía mientras lagrimas inundaban sus mejillas, sus ropas, que en la mañana habían sido de una azul como de un cielo despejado en un amanecer, ahora comenzaban a verse grises y las manchas oscuras de la sangre que había brincado hacia ella, se notaban mas oscuras de lo que eran.
Los gritos de alguien que era torturado en esos momentos alteraron su estado y dejo de llorar y de reír, y solo el silencio volvió a llenar la pequeña celda.

-Puedes decirme lo que quieras, puedo escucharte-
-Bueno pues no hay mucho que contarte, no hay mucho que decir en estos momentos-
-Hablar siempre es bueno, desahogar, sacar las cargas que llevas dentro. Siempre aminora el peso del alma que va envejeciendo con las preocupaciones y las penas-
-Mmm...-
-Esta bien, no quieres hablar, ya entendí-

El trozo de tela que había rebotado en su cráneo cuando fue lanzado a su celda, daba vueltas por entre los dedos que inquietos solo lo habían soltado en el momento en que cayo de entre ellos. inmediatamente lo levanto y las palabras escritas resonaron de nuevo como en el momento en que las leyó por primera vez, habían pasado ya tres días desde que ella había llegado ahí y lo había escuchado cantar...

-¿Porque estas aquí - por fin se había animado a preguntarle, el simplemente no contesto y así pasaron 3 días mas.

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