lunes, diciembre 2

Día esperado


Camila había esperado ansiosa la carta que Renato le mandaría, él le había avisado con meses de antelación, pero por cuestiones ajenas a él no había podido mandar aquel escrito tan esperado.

Aquel día Camila había salido apresurada rumbo al trabajo, paso rápido a una tienda, compro pan dulce y un yogurt, sacudios su falda quitando las arrugas que se habían formado mientras venía sentada en la combi, era temprano aún, pero tenia la costumbre de caminar de prisa sin motivo aparente, esperaba que llegara la tarde para revisar su correo y ver si había llegado lo que tanto esperaba.

Cuando llegó al trabajo, una compañera le aviso que las computadoras estaban fuera de servicio y que debería ir a un ciber que que se encontraba a la vuelta de la esquina para imprimir unos documentos que la jefa le había mandado 

   - Por favor, podrías ir tu, necesitare unas cosas para la presentación dentro de una rato y si voy yo, seguro me retrasare - le pidió su compañera tomándole las manos 
   - Esta bien, no tardo - 

Encaminada hacia el ciber, platicaba mentalmente con su corazón
    - Tranquilízate, pronto llegara, pronto - 

Se sentó en la primera computadora que encontró, y abrió su correo, el primero documento en la lista era el de Renato, su corazón se acelero, no podía imaginar el contenido de aquel documento, no sabía si sería algo que sería bueno o si sería malo, debía leerlo, pensó en leerlo en línea, pero al final se decidió a imprimirlo para poder leerlo con las hojas en sus manos.

   - Te puedo mandar a imprimir - 
   - Claro -

Le entregaron las hojas, era cinco, no se decidía a leerlas ahí, salir a leerlas, leerlas en casa o alguna otra opción, así que comenzó a leerlas ahí mismo, sentada frente a la computadora, se decía a sí misma que si había mucha gente no se atrevería a llorar, por más sensible que aquel escrito la pusiera, pero conforme iba avanzando en la lectura, sintió como sus mejillas se calentaban y sus ojos tenían la clara intención de desbordarse en lagrimas de un momento a otro.

Decidió salir del establecimiento, cerro todo como precaución y salio para sentarse en una banca de un parque, en cuanto se sentó y retomo la lectura, sus ojos se anegaron en lagrimas y siguió leyendo entre sonrisas y lagrimas, su corazón se enternecía y desprendía a todo su cuerpo una especie de calor, esa calidez que sentía cuando Renato estaba abrazándola, sentía en momentos que de la carta se desprendían las palabras como si él estuviera abrazándola susurrándole al oído.

La mano hizo de pañuelo, sus ojos no dejaban de brillar por las perlas que brotaban de ellos; la gente pasaba, la miraban extraño, pero a ella no le importaba, podría ser que había entrado a una de las muchas realidades alternas que creo junto a él y que no le importara nada más.  Leyó las ultimas palabras, que le trajeron recuerdos de aquel día hacia unos meses cuando habían decidido tomar caminos distintos sin perder la comunicación a la distancia... "Cual tu imagen pasa por mis sueños, así la mía, amor, por los tuyos pase... hasta que tú así lo quieras.      Renato"

Y siguió llorando un rato más, sentada en esa banca, de aquel parque, aquel día de finales de otoño...