lunes, abril 1

Cuento de Hadas



…una vez que la princesa se encontraba satisfecha, camino a hurtadillas hacia la recamara, así no despertaría a nadie de su sueño.

Al llegar se asomó por la ventana, miro el reflejo plateado de la luna en las copas de los árboles que rodeaban su casa, y acaricio su largo cabello castaño, lo cepillo con paciencia y cuidado, se  puso su gorro para dormir y se quedó pensando en lo maravilloso que había sido su día tanto o igual que los anteriores; sonrió imaginando las maravillas que vendrían cuando despertara… pensó en las nubes blancas y esponjosas, pensó en el lago que rodeaba su castillo, pensó en el canto de los pajarillos y en el sol del amanecer que calentaría su rostro desde muy temprano, en el viento que bailaría con su cabello por la tarde y de nuevo el brillo de la luna antes de dormir.

Mientras sus parpados en momentos se cerraban y en momentos se abrían, seguir sonriendo… el príncipe había estado con ella mientras el sol calentaba poderoso sobre la verde tierra de su lugar de origen.

Se preparaba para aquel maravilloso futuro y así por fin cerro los ojos y de despidió de su yo que había vivido aquel maravilloso día.

Y por fin se quedó dormida…

…un viento helado la despertó, el sol aún no había salido y alguna que otra estrella tintineaba en el firmamento.  Durmió un poco más y cuando por fin el sol ilumino con claridad… se dio cuenta de sus harapos y del lugar donde dormía, aquella cabaña en medio del extenso bosque era la realidad que vivía…
El hermoso sueño había terminado, despertó después de todo.

Se puso su suéter raído ya por los años y sus zapatos cuyas agujetas eran de colores diferentes, ya que una se había roto la noche anterior.
Camino lento hacia la puerta, se puso su gorro de estambre gastado para cubrirse del frio matinal, y saldría en busca de pequeños leños para preparar la fogata para el desayuno.

Sonrió al abrir la puerta, el sol era tal como lo había imaginado en su sueño, sintiendo su calidez, una lagrima rodo por la mejilla de la pequeña y se dijo a sí misma, mientras cerraba la puerta:

…fue un buen sueño, que no siempre se puede soñar… ya quiero desayunar, tengo que apurarme.

1 comentario:

Ralemz dijo...

Ya tienes tu estilo propio, único, con sus influencias, pero tuyo, nacido de tu alma, de tu vida, de tu alegría, de tu dolor. De tu espíritu.

Y brilla.