jueves, agosto 16

Ultimas palabras, últimos recuerdos...



Y así, más entera que nunca, comenzó a escribir la ultima carta que él recibiría de parte suya…

Te llevaste parte importante de mi vida, pero yo también llevo las manos llenas de ti, de tanto recuerdos a tu lado, buenos, malos, excelente vivencias de lo que alguna vez fuimos juntos.
No te guardo rencor porque me enseñaste a vivir de una manera que yo sola nunca hubiera aprendido y por eso estoy agradecida contigo y con Dios por ponerte en mi camino.

Conservare en mi mano la ultima promesa que hicimos y que no funciono por mas q nos esforzamos y aunque un poco triste por el resplandor vacio de aquella promesa, tengo la seguridad de que tu y yo estaremos mejor así.
Quiero olvidar todo lo malo que alguna vez te hice o me hiciste, todo aquello que alguna vez dejo en nuestros corazones, una cicatriz, de verdad con todas sus letras… TE AMO, y puedo, no, quiero pensar que tu también, por eso se que si entiendes al igual que yo que esto es la decisión correcta, no volverás a buscarme jamás.

Gracias por tus sonrisas, gracias por tus consejos, gracias por tus momentos y tus pláticas que me capturaron el corazón como a un rehén de amor que fue hasta las últimas líneas de esta carta.
Gracias porque a pesar de los duros momentos y de todos los fallidos intentos de este sufrido pero verdadero amor, estuviste ahí, cuando tenías que estar.

Gracias por mostrarme que el mundo no solo es de un color, que la moneda también tiene dos lados, gracias por ser lo que fuiste, lo que eres.

Mando a tu casa, algunos recuerdos, que se que apreciaras tanto como yo aprecio los que se quedan conmigo.

Aunque por el momento todo esta envuelto en una burbuja de tristeza y nostalgia, se bien que tarde o temprano desaparecerá, dejando así, solo el recuerdo de tu sonrisa en el cancel del cuarto, en el resplandor de un atardecer que nos vio nacer como uno y en el incesante avance de un amanecer que nos vio a lo lejos, mientras nuestro amor indeciso pensaba si seguir con él o quedarse donde estaba.

Cuídate, cuida tu vida y con ella las decisiones que tomes, cuida de tu familia, cuida tu corazón y cuida nuestros recuerdos juntos, hasta que sea el momento de dejarlos ir.

                                                            Te amo, te amo tanto como no he amado a nadie en el mundo.                                                                        
                                                                               Se bueno.  Adiós, punto de partida, pedazo de mi vida.

Cerro la pluma, doblo la carta, la metió a la caja, tomo la caja, abrió y cerró la puerta de la casa y quito de su mejilla la única lágrima que dejo salir.
Tomo un taxi, pidió al chofer detenerse en el correo, dejo la caja y emprendió el camino a un destino que aunque incierto y doloroso, era lo que había elegido al final, por el bien de ambos.

Las maletas en la cajuela del taxi, cargadas con ropa y accesorios pero sobre todo con recuerdos, se sentían ligeras, el boleto de avión en su mano, presagiaba un futuro que en ese momento se veía gris y opaco, como visto a través del vidrio que ponen en las regaderas, solo una ocasión volteo hacia atrás, sonriendo y esperando lo mejor y pareció ver la imagen borrosa de él, que le sonreía y le decía adiós con la mano.

Sabia que era lo mejor, volteo al frente y se dijo a si misma:

Prometo que me esforzare por siempre dar lo mejor de mí, y nunca mas perderme a mi misma, te lo prometo.