Renato tenia q pasar por su salón, para llegar al de él, he ahí su urgencia por llegar temprano, se sentó estratégicamente cerca de la puerta para que cuando pasara pudiera verlo, abrió la ventana, recorrió un poco la cortina y espero.
Hasta q no lo viera pasar, no iba a poder estar en paz, ni poner atención a su clase, pero ya era muy tarde y él aun no pasaba, así q se asomo para ver mas amplio el panorama y vislumbrar el camino por ultima vez antes de concentrarse en clase. Lo que ella no sabia era q el había llegado tarde a su clase y le habían prohibido la entrada al salón y había vuelto al salón de Camila para buscarla, ambos se asomaron al mismo tiempo en la ventana
Hasta q no lo viera pasar, no iba a poder estar en paz, ni poner atención a su clase, pero ya era muy tarde y él aun no pasaba, así q se asomo para ver mas amplio el panorama y vislumbrar el camino por ultima vez antes de concentrarse en clase. Lo que ella no sabia era q el había llegado tarde a su clase y le habían prohibido la entrada al salón y había vuelto al salón de Camila para buscarla, ambos se asomaron al mismo tiempo en la ventana
- ¡¡¡RENATO!!! - grito ella al verlo tan cerca sorpresivamente
- Compañera ¿se encuentra bien? - pregunto el profesor
- Si, claro ¿Me permite salir un momento? Por favor -
Cuando salió el estaba sentado en el pasillo detrás del salón así q no lo encontraba, pensó, en marcarle, quizás podría encontrarlo con su peculiar timbre del teléfono, y así lo hizo.
Marco una vez, mientras Renato se acercaba sigilosamente para asustarla, él se sorprendió pues su bolsillo vibro instantáneamente. Ella colgó y el aprovecho para quitarle el vibrador a su celular, lo puso cerca de la cabeza de Camila mientras ella buscaba la ultima llamada para remarcarla…
Asustada por el timbrazo cerca de su oído, la reacción de Camila fue instintiva que lo que recibió Renato no fue un grito ensordecedor que lo dejara impactado, sino un golpe que lo tiro al piso - Perdón, perdón, en serio perdón, pero es que cuando me asustan golpeo sin querer - - No te preocupes, estoy bien - dijo el con la mano en el brazo, que había recibido el justo precio de su travesura.
Ella se sentía inundada por el sentimiento de culpa y alegría que se siente cuando sabes que lo que hiciste esta mal, aunque te resulto divertido y lo harías de nuevo.
Le dieron una vuelta al edificio mientras él le explicaba lo que había pasado, faltaban diez minutos para las 8, el sol ya estaba brillando con intensidad en el cielo, tenia como una hora q había comenzado a clarear el día, y unos 20 de que había salido tímidamente el sol por el horizonte este de la escuela, ella sabia q el edificio de laboratorios era ideal para ver un espectáculo de esa magnitud y el balcón de sus padres, para ver la escena contraria, alguno de estos días, llevaría a Renato a ver un amanecer…
Mientras caminaban, pasaron por el invernadero de la escuela, en los alrededores de este, el olor a creolina impregnaba el olfato de Camila, haciéndola recordar, su infancia y el jardín de su hogar, su padre la usaba para matar las plagas del jardín, entre estas, las lombrices.
El sol a pesar de brillar con tanta fuerza, aun no quemaba como el del medio día, así que se podría disfrutar de caminar a esas horas del cobijo de bondadoso astro. Aunque fue poco el tiempo ya que, al estar mas tranquila después de verlo, regresaría a su clase y pondría atención.
La siguiente clase, la tendrían juntos, así que tendría la oportunidad de pasar tiempo suficiente con él, con grandes apuraciones dentro de su joven corazón, la ansiedad por verlo, la impulsaba a correr a toda velocidad para llegar rápidamente a donde Renato estaba, claro dándose tiempo antes para descansar de la carrera y para que le dejaran de temblar las manos, tal como pasaba cada vez que pegaba una carrera.
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