martes, agosto 25

(Fragmento...)


Para Camila era un día común y corriente, hasta que supo que su amigo, novio de su Joyce iría a verla, y ella tendría la oportunidad de verlo para saludarlo por lo menos, mientras igual platicaba con Joseph, el cual había prometido volver después de aquel día que se vieron, por la fuente cerca de la explanada principal, pero mientras él llegaba, esperaba junto a Joyce a que Alan, volviera, Renato ese día no había ido a la escuela así que no pudo ver a su amigo...

Las cosas continuaron como si nada, platicaron y bromearon un rato, después de un buen rato de hablar, decidieron que seria buena idea buscar a Joseph, quien quizás no había recibido los mensajes que Camila le había mandado, al encontrarlo se quedaron en la escuela, todavía un rato, charlando los cuatro, ya que Alan y Joseph eran buenos conversadores, así que no hubo problema para que entablaran una conversación, a eso de las dos de la tarde, caminaron hacia la parada de los camiones, todos juntos, y ahí se despidieron, Joyce y Camila se fueron en una misma dirección, aunque después tomarían caminos distintos, de todas formas, platicaron durante el camino.

Ya en la tarde, al dejara Joyce, Camila camino a su casa, desenfadadamente, comenzaba a chispear, aunque no le toco la lluvia hasta que ya estaba en su casa, cuando comenzó a llover, ella pensó que había sido la lluvia mas recia de los días anteriores, y probablemente de los días siguientes, pero aun con ello, salió corriendo hacia su balcón para poner en practica el dicho “que lindo es ver llover y no mojarse”, pero al querer entrar de nuevo a su cuarto, la lluvia alcanzo su costado derecho de pronto una sola idea inundo su cabeza, quería salir y empaparse, jugar y brincar bajo la lluvia…


- Mamá!!! Me dejas salir a mojarme??? -
- Camila, para que, pareces niña chiquita –

Ya avisada su madre ya no podía protestar, al salir, ya no llovía tan recio como al principio, pero se paro en medio de su patio y dejo que la lluvia tocara con sutileza la piel de sus brazos y comenzara a empapar su ropa lentamente, busco un lugar un tanto mas abierto ya que en donde se encontraba, algo estorbaba para que pudiera sentir la lluvia en todo su esplendor… la sensación de frio que le provocaba cada gota que tocaba su piel era un escalofrió continuo que le recorría la espalda además de ser tmb el agua que ya había empapado su cabello castaño, su patio termino inundándose, ya que su forma de cazuela no dejaba correr libremente el agua hacia el desembocadero que aparte de ser pequeño, se encontraba en la parte (por así decirlo) superior de la cazuela, aprovecho para pararse debajo de un chorro que caía con fuerza desde una de las esquinas de la casa, viniendo desde el segundo piso, era tal la fuerza con la que golpeaba la espalda de Camila que sentía como se le estuvieran cayendo pequeñas piedras…

Paso lentamente por los chorros que caían del volado de la casa, como si estuviera debajo de una regadera, brinco en el enorme charco que se formaba a la mitad de su pandeado patio, pateo el agua, y se sentó en la tapa de la cisterna donde parecía ser un lugar propicio para esperar que parara la lluvia, así como ella lo había decido, se quedaría allí hasta que parara de llover… quien la hubiera visto hubiera pensado “chica loca, que hace mojándose si podría estar viendo la televisión calientita en su cama”… un minuto después se paro, y brinco de nuevo en el agua para disfrutar de los que ella sabia, serian los últimos de la recia de ese día… al entrar mojando todo el piso de su casa, prefirió meterse a bañar, ya que estaba empapada seria un buena idea.

Así lo hizo…

Cuando salió, Morfeo comenzaba a llamarla a un descanso, pero como ese día pasaría uno de sus programas favoritos, se quedo despierta más tiempo del que en un principio pensó, el sueño la venció y se perdió, hasta las seis de la mañana del día siguiente, sábado en que sus padres irían a un compromiso importante.

Se despidió de ellos en la puerta y entro pensando dormir de nuevo, pero cuando regresaba, vio una extraña nube que pasaba detrás de una estrella que aun brillaba en el cielo a esas horas de la madrugada, un cuarto de la luna, brillaba exactamente en la mitad del firmamento que se le permitía ver a Camila esa mañana, otra vez una idea poco común vino a su mente, con anterioridad había amenazado con subir a su azotea, pero su padre no la dejaba, era una crueldad psicológica tener la entrada a la azotea en su balcón y no poder usarla cuando ella lo deseara, era una injusticia, así que esa mañana, quiso aprovechar la oscuridad parcial que todavía estaba, para no pasar vergüenzas, bajo rápidamente a la bodega donde su padre guardaba las escaleras, por cierto, de madera construidas a mano, por supuesto por el, había dos, pero no sabia cual de las dos seria la adecuada.

Termino quitando todo lo que la más grande tenía encima para poder sacarla, batallo mucho para sacarla, y luego para subirla, y después para acomodarla, pues resulto que si, todo estuvo bien, la amarro con una soga que pudiera sostenerla sin que se cayera, luego la jalo por el barandal de su balcón y la subió pero al subirla por completo, quedo al revés de cómo la quería acomodar, así que batallo para voltearla, luego para ver como ponerla… que ni caso tuvo en un principio ya que su padre había añadido un tramo mas a esa escalera y ahora sobraba para la causa para la que Camila la necesitaba, tuvo que bajar por la otra mas chica, la puso, saco la tapa de la azotea, la quito, puso la grande, y por fin después de que la oscuridad matinal ya no existía mas, pudo salir a su azotea…

Ante ella se abría un panorama muy familiar que hace años no veía, un cielo totalmente abierto, sin problemas de visión gracias al volado que estorbaba mas en su balcón que en de sus padres, pero estorbaba. No, esta vez era diferente, un cielo, de azul muy leve, combinado con un verde de principios de agosto muy bello, el verde que a ella tanto le gustaba, los arboles reverdeciendo a causa de las lluvias de las ultimas semanas, todo se veía tan fresco, tan vivo, tan tranquilo, no había ruido mas que el del aleteo de las palomas que salían a hacer ejercicio matutino, el sol saliendo del horizonte, después de visitar el otro lado del mundo, donde en esos momentos, seguramente muchos se estarían preparando para hacer lo contrario a lo que ella hacia.

Paisajes como el que se abría ante sus ojos en esos momentos, le recordaron su infancia, cuando subía, con sus amigas a ver simplemente el paisaje, en ese entonces solo era para salir, pero esta vez ya tenia otro significado, esta vez era para despejarse, para liberarse, para sentirse bien… para ser feliz…

Se sentía nostálgica por los recuerdos que se agolpaban en su mente, se sentía abrumada por tanta belleza, se sentía plena, y se imaginaba a ella misma en un día con viento allí sentada en la azotea… esperando pronto pudiera hacerlo…

1 comentario:

Ralemz dijo...

Al fin veo al susodicho que tenia mi nombre...

me preguntaba que habría sucedido con el...