Aquel día todo comenzó diferente, llovía de madrugada después de unos días de calor primaveral, un sentimiento de que viviría un día distinto le llenaba el corazón. Abrió lo ojos lentamente después de la sorpresa que le provocó el despertador de su teléfono, decía para si misma
- Un rato mas, además es tarde para bañarme he irme a la escuela - así que apago el despertador y se volvió a dormir.
Cuando volvió a abrir los ojos, se dio cuenta de que ese día definitivamente no iría a la escuela
- ¿Otra vez comenzare a faltar? - y se contesto inmediatamente que eso no pasaría, que solo seria por ese día, ya que la tarea para el lunes no la había hecho
– De camino leeré lo de mañana – y salió rumbo a su destino al azar para ese día.
Mientras esperaba la combi, para salir al centro a tomar otro transporte una suave brisa de lluvia que recién paraba después de la madrugada, le empapaba la ropa negra que decidió ponerse en la mañana. En su enorme mochila de corazones, le cabían muchas cosas, la libreta donde le escribía cartas a su novio, copias que tenía que leer para su clase del martes, una pequeña libreta verde donde anotaba los pendientes de la escuela y fechas importantes. Hacia unas dos semanas se la había comprado para no tener que usar una agenda, por varias razones por supuesto, en primer lugar porque es muy caro comprar una agenda de las que a ella le gustaban, en segundo lugar, porque era demasiado formal para su personalidad que consideraba rebelde de las reglas sociales comunes.
Otra multitud de cosas cargaba aquella mochila, que de cierta manera, la ayudaban a sentirse cómoda o quizá un poco menos lejos de casa.
Una chica que venia desde antes en la combi se le quedo viendo extraño, quizá porque iba toda de negro y con el gorro de la sudadera puesto
– ¿Que me ve? Bueno, no me importa - .
Corrió un poco en la subida, y luego camino rápidamente para tomar el camión que la llevara al metro. Estuvo esperando un rato, ya que el que ella necesitaba, tardaría un poco. Al subir al camión, su única rutina de siempre… escuchar música.
Por lo regular, se dejaba los audífonos durante todo el camino, pero ese día a la mitad se los quito, como si alguien le hubiera dicho – Es peligroso, quítatelos –.
Minutos después de quitárselos, un muchacho de aproximadamente unos 27 o 28 años subió al camión y dijo algo que ella no sabia bien si era en broma o en serio – Como ya se la saben, les agradecería que fueran sacando pulseras, anillos, carteras, todo lo de valor y que me lo den, ya que con eso voy a comprar las medicinas de mi mamá que sufre de convulsiones y yo no sabia hasta hoy que me chispe de Barrientos –
De momento pensó - ¿Qué le voy a dar? Quizá la argolla que él me regalo, o quizá algo de dinero, pero no el celular, pues no podre comunicarme, ni sacare el monedero ya que me quedare sin dinero para volver… pero.
Algo sobrenatural al parecer la había escondido, ya que ni siquiera la volteo a ver aquel tipo, en cambio le había robado el celular al chico que venia sentado junto de ella.
Después de eso el camino se hizo mas corto y prefirió no pensar en nada relacionado con lo sucedido. Al llegar al metro, su mente viajo a un lugar que hacia unos años había querido visitar, pero que no había tenido la oportunidad de hacerlo, un lugar con el que llevaba tiempo soñando.
- Un rato mas, además es tarde para bañarme he irme a la escuela - así que apago el despertador y se volvió a dormir.
Cuando volvió a abrir los ojos, se dio cuenta de que ese día definitivamente no iría a la escuela
- ¿Otra vez comenzare a faltar? - y se contesto inmediatamente que eso no pasaría, que solo seria por ese día, ya que la tarea para el lunes no la había hecho
– De camino leeré lo de mañana – y salió rumbo a su destino al azar para ese día.
Mientras esperaba la combi, para salir al centro a tomar otro transporte una suave brisa de lluvia que recién paraba después de la madrugada, le empapaba la ropa negra que decidió ponerse en la mañana. En su enorme mochila de corazones, le cabían muchas cosas, la libreta donde le escribía cartas a su novio, copias que tenía que leer para su clase del martes, una pequeña libreta verde donde anotaba los pendientes de la escuela y fechas importantes. Hacia unas dos semanas se la había comprado para no tener que usar una agenda, por varias razones por supuesto, en primer lugar porque es muy caro comprar una agenda de las que a ella le gustaban, en segundo lugar, porque era demasiado formal para su personalidad que consideraba rebelde de las reglas sociales comunes.
Otra multitud de cosas cargaba aquella mochila, que de cierta manera, la ayudaban a sentirse cómoda o quizá un poco menos lejos de casa.
Una chica que venia desde antes en la combi se le quedo viendo extraño, quizá porque iba toda de negro y con el gorro de la sudadera puesto
– ¿Que me ve? Bueno, no me importa - .
Corrió un poco en la subida, y luego camino rápidamente para tomar el camión que la llevara al metro. Estuvo esperando un rato, ya que el que ella necesitaba, tardaría un poco. Al subir al camión, su única rutina de siempre… escuchar música.
Por lo regular, se dejaba los audífonos durante todo el camino, pero ese día a la mitad se los quito, como si alguien le hubiera dicho – Es peligroso, quítatelos –.
Minutos después de quitárselos, un muchacho de aproximadamente unos 27 o 28 años subió al camión y dijo algo que ella no sabia bien si era en broma o en serio – Como ya se la saben, les agradecería que fueran sacando pulseras, anillos, carteras, todo lo de valor y que me lo den, ya que con eso voy a comprar las medicinas de mi mamá que sufre de convulsiones y yo no sabia hasta hoy que me chispe de Barrientos –
De momento pensó - ¿Qué le voy a dar? Quizá la argolla que él me regalo, o quizá algo de dinero, pero no el celular, pues no podre comunicarme, ni sacare el monedero ya que me quedare sin dinero para volver… pero.
Algo sobrenatural al parecer la había escondido, ya que ni siquiera la volteo a ver aquel tipo, en cambio le había robado el celular al chico que venia sentado junto de ella.
Después de eso el camino se hizo mas corto y prefirió no pensar en nada relacionado con lo sucedido. Al llegar al metro, su mente viajo a un lugar que hacia unos años había querido visitar, pero que no había tenido la oportunidad de hacerlo, un lugar con el que llevaba tiempo soñando.
1 comentario:
¿Cuál será ese lugar...?
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