Y así, más entera que nunca, comenzó a escribir la
ultima carta que él recibiría de parte suya…
Te
llevaste parte importante de mi vida, pero yo también llevo las manos llenas de
ti, de tanto recuerdos a tu lado, buenos, malos, excelente vivencias de lo que
alguna vez fuimos juntos.
No
te guardo rencor porque me enseñaste a vivir de una manera que yo sola nunca
hubiera aprendido y por eso estoy agradecida contigo y con Dios por ponerte en
mi camino.
Conservare
en mi mano la ultima promesa que hicimos y que no funciono por mas q nos
esforzamos y aunque un poco triste por el resplandor vacio de aquella promesa,
tengo la seguridad de que tu y yo estaremos mejor así.
Quiero
olvidar todo lo malo que alguna vez te hice o me hiciste, todo aquello que
alguna vez dejo en nuestros corazones, una cicatriz, de verdad con todas sus
letras… TE AMO, y puedo, no, quiero pensar que tu también, por eso se que si
entiendes al igual que yo que esto es la decisión correcta, no volverás a
buscarme jamás.
Gracias
por tus sonrisas, gracias por tus consejos, gracias por tus momentos y tus pláticas
que me capturaron el corazón como a un rehén de amor que fue hasta las últimas
líneas de esta carta.
Gracias
porque a pesar de los duros momentos y de todos los fallidos intentos de este
sufrido pero verdadero amor, estuviste ahí, cuando tenías que estar.
Gracias
por mostrarme que el mundo no solo es de un color, que la moneda también tiene
dos lados, gracias por ser lo que fuiste, lo que eres.
Mando
a tu casa, algunos recuerdos, que se que apreciaras tanto como yo aprecio los
que se quedan conmigo.
Aunque
por el momento todo esta envuelto en una burbuja de tristeza y nostalgia, se
bien que tarde o temprano desaparecerá, dejando así, solo el recuerdo de tu
sonrisa en el cancel del cuarto, en el resplandor de un atardecer que nos vio
nacer como uno y en el incesante avance de un amanecer que nos vio a lo lejos, mientras
nuestro amor indeciso pensaba si seguir con él o quedarse donde estaba.
Cuídate,
cuida tu vida y con ella las decisiones que tomes, cuida de tu familia, cuida
tu corazón y cuida nuestros recuerdos juntos, hasta que sea el momento de
dejarlos ir.
Te amo, te amo tanto como no he amado a nadie en el mundo.
Se
bueno. Adiós, punto de partida, pedazo
de mi vida.
Cerro la pluma, doblo la carta, la metió a la caja,
tomo la caja, abrió y cerró la puerta de la casa y quito de su mejilla la única
lágrima que dejo salir.
Tomo un taxi, pidió al chofer detenerse en el
correo, dejo la caja y emprendió el camino a un destino que aunque incierto y
doloroso, era lo que había elegido al final, por el bien de ambos.
Las maletas en la cajuela del taxi, cargadas con
ropa y accesorios pero sobre todo con recuerdos, se sentían ligeras, el boleto
de avión en su mano, presagiaba un futuro que en ese momento se veía gris y
opaco, como visto a través del vidrio que ponen en las regaderas, solo una
ocasión volteo hacia atrás, sonriendo y esperando lo mejor y pareció ver la
imagen borrosa de él, que le sonreía y le decía adiós con la mano.
Sabia que era lo mejor, volteo al frente y se dijo
a si misma:
Prometo
que me esforzare por siempre dar lo mejor de mí, y nunca mas perderme a mi
misma, te lo prometo.