La incertidumbre de sentirse abandonada, la orillaba a hacer remiendos en su corazón, cansado de luchar para seguir latiendo con la serenidad q por lo regular reinaba en su palpitar… era parte de una etapa de transición q estaba por comenzar, el principio del viaje q estaba por emprender, era casi una odisea para lo cansada q se encontraba después de dar una ardua pelea, la pelea decisiva para ver quien ganaba en el campo de aquellos sentimientos traicioneros q muchas veces eran aliados e inmediatamente después se convertían en sus peores enemigos.
No importaba donde fuera, siempre había algo q le recordaba q lo q tanto amaba no estaba con ella y la hacia sentirse tan vacía, tan sola…
Cuantas veces recorrió las calles esperando encontrar en la mirada de algún desconocido aquello que la llenaba de la esperanzada ansiedad de cualquier enamorado q perdido por la magnitud de los sentimientos emanados del órgano conductor de la energía vital, dejaban a aquel enamorado sintiendo nauseas y mareos por las impresión q los ojos de la persona amada le brindaban.
Era eso, esperanza, voluntad, decisión…
Caminaba, vagando de un lado a otro todos los días, tratando de encontrar una señal, una pista de donde encontrarlo, algo q el hubiera tenido la consideración de dejar como recordatorio del enorme amor q algún día se profesaron… “búscame, q yo te espero” quizás escrito con la letra de Renato, delineada con aquellos garabatos torcidos q el solo sabia hacer...
Intentaba encontrar dentro de ella misma, la vía para seguir… aquel camino q el tantas veces le había dicho q estaba… q tenia… q poseía… aquel q tantas veces en los varios intentos de ruptura q nunca se consumaron, fueron desquebrajando el corazón de Camila hasta el ínfimo rincón. Por mas q hurgaba en su alma rota no podía encontrar ese camino en especifico, pero ante su mirada interior cualquier otro camino era adecuado para seguir, lamentablemente como se dice comúnmente todos los caminos llevaba a R…
Se sentaba tal como el personaje de algún libro q leyó alguna vez, en la misma banca del parque donde tantas veces de habían visto, donde tantas veces, habían declarado tantas cosas, donde habían vertido su corazón en una elegía a todo lo q consideraban bello en aquella relación, pero el resultado siempre desde q el se había marchado para no mirar atrás: …no estaba y no volvería…, esta frase revoloteaba en la cabeza de Camila.
Cualquier sacrificio era poco, era nada con tal de estar con el, con tal de encontrarlo de nuevo, con tal de ver su sonrisa otra vez… agachada, con la cara entre ambas manos para q nadie viera como lloraba desconsolada, percibió algo un roce de aquel aroma q ella tanto añoraba, un verso grabado permanentemente en el libro de su alma desquebrajada, un resquicio de esperanza casi muerta, resucitada de pronto por aquel aroma…